Lootvas: Parte I by Elena Garvi

autor:Elena Garvi [Garvi, Elena]
La lengua: spa
Format: epub
Amazon: B07Q4QGZ7M
Goodreads: 45154112
editor: Elena Garvi
publicado: 2019-03-29T22:00:00+00:00

CAPÍTULO XI

Me despierto sintiendo que no hay ni una sola parte de mi cuerpo que no me duela. Por suerte parece que el mareo y la angustia han desaparecido. Me incorporo poco a poco sintiendo la luz en mis ojos, tengo que cerrarlos con fuerza porque me hace daño a pesar de no ser intensa. Noto la humedad en mi interior, una sensación de frío extremo. Como si me estuvieran clavando puñales por todo el cuerpo. Abro de nuevo los ojos poco a poco y veo a Daga y Azul frente a mí. La pequeña bebe un poco de agua, apenas medio sorbo, mientras su hermana rema despacio. Parece que ha estado haciéndolo todo el tiempo desde que me quedé dormida en vistas a que aparenta estar extremadamente cansada. Azul me ofrece la botella de agua y yo la acepto con una sonrisa que la niña me devuelve sin dudarlo.

-Gracias- digo en un susurro. Como si me faltara el aire. Le doy un pequeño sorbo y parece que mi cuerpo se reactiva al instante. Mi boca deja de estar seca y siento que mi corazón late con fuerza recordándome que, a pesar de todo, aún estoy viva.

-¿Cómo te encuentras?- pregunta Daga.

-Creo que bien- respondo.

-Solo necesitabas descansar de verdad- afirma Daga. Miro a nuestro alrededor. La tenue luz del día ilumina lo suficiente como para ver que estamos en medio de la nada. No se divisa tierra por ninguna parte. Todo está compuesto de una calma y de un silencio que roza el agobio y la angustia. Me pregunto si es posible que no exista nada más allá de esto. Que todo sea agua por todas partes y que eso haya llevado a las personas a decir que el mar está maldito. Un mar sin salida. Un mar sin final. Infinito.

-De momento todo agua- dice Daga al verme mirando alrededor- Dentro de poco volverá a hacerse de noche.

-Vale- asiento. Me giro y fijo mi vista en el agua. No se distingue nada bajo ella, es de un tono muy oscuro, casi negro. Me pregunto qué habrá debajo. Cuántos metros de profundidad habrá. Está claro que no voy a comprobarlo pero la oscuridad de las aguas solo provoca incertidumbre y miedo. Me separo del borde asustada- ¿Habéis comido algo?- pregunto a Daga.

-No- responde.

-Deja eso y comamos algo- ordeno. Sorprendentemente me hace caso sin rechistar mientras saco de la mochila porciones de comida que nos entregó el anciano antes de emprender el viaje. Están un poco mojadas pero podemos dar gracias ante el hecho de tener alimento.

-Tengo novedades- dice Daga frente a mí.

-¿Qué?- pregunto asustada. No me gusta el tono en el que lo ha dicho.

-Azul y yo hemos estado conversando sobre que cuando lleguemos a Lootvas queremos comer cosas que jamás nos hayamos podido imaginar, ¿Verdad?- pregunta mientras la niña asiente sonriendo mientras mastica.

-Eso estaría muy bien- digo riendo- ¿En qué estabais pensando?

-No sé- dice Daga encogiéndose de hombros- En carne de animales enormes. En preciosos árboles a rebosar de frutas… cosas así- No me hace falta más información para imaginarlo y sonreír.

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